287 – Algunas Enseñanzas Útiles para Tiempos Tumultuosos
289 – Diez Campos de la Práctica Zen, Campo Seis – Abrir el Corazón: Autoaceptación y No Separación (2 de 2)

Category:  Práctica Budista. Diez Campos de la Práctica Zen  ~ Translator: Claudio Sabogal

Click here for audio + English version of Episode 288

 

El séptimo campo de la Práctica Zen es la Apertura del Corazón. Trabajar explícitamente para abrir el corazón no sólo beneficia a otros seres vivos, sino que también nos pone en sintonía con el Dharma y apoya todos los demás aspectos de nuestra práctica. Se trabaja en la autoaceptación radical para hacer posible el Despertar y la compasión. Se trabaja en las relaciones reales y personales con otros seres, superando los miedos sociales, estando más dispuesto a ser visto y conocido, aprendiendo a ser auténtico y reconociendo la Naturaleza Búdica manifestada en los demás. En última instancia, el yo y los demás no están separados; en la práctica, se busca manifestar y realizar esto simultáneamente.

 

Contenido

  • Un Corazón Iluminado es un Corazón Abierto
  • Las Cuatro Actitudes Sociales Sublimes o Brahmaviharas: Prácticas Para Abrir el Corazón
  • Extender las Actitudes Sociales Sublimes de Manera Incondicional y Universal
  • Extender Metta: Buena Voluntad, Amor Bondadoso o Amabilidad
  • Extender Karuna: Compasión
  • Extender Mudita: Alegría Compasiva
  • Extender Upekkha: Ecuanimidad

 

Este episodio es la primera parte del séptimo capítulo de mi libro en proceso de elaboración, Los Diez Campos de la Práctica Zen: Una Introducción para Practicantes. Terminaré el capítulo en el próximo episodio.

Desde el comienzo de la práctica hasta la culminación de tus aspiraciones espirituales, tus relaciones con los seres vivos –incluido tú mismo– constituyen un campo esencial de práctica. Algunas personas tienen la impresión de que el ideal Zen es retirarse solo a una cueva para meditar profundamente, lo que te permite despertar a verdades profundas que no tienen nada que ver con las relaciones humanas, pero este no es el caso. Si bien es cierto que los monjes Budistas tradicionalmente han minimizado sus obligaciones sociales personales por razones prácticas, el Budismo siempre ha enfatizado que una actitud generosa de buena voluntad hacia todos los seres no es solo un requisito previo para la práctica, es la evidencia de una práctica exitosa y una de las cualidades que definen a una persona despierta.

 

Un Corazón Iluminado es un Corazón Abierto

Cuando despiertas por completo a la Realidad con R mayúscula, naturalmente tienes un corazón abierto hacia todos los seres. Reconoces que no tienes una naturaleza propia inherente, independiente, duradera y autónoma que necesite protección. En cambio, tu ser es, en última instancia, ilimitado e interdependiente con todas las cosas. Te das cuenta de que todas las cosas, en su Vacuidad, son completas y luminosas tal como son, infinitamente preciosas en su Propio Ser, incluido tú y cada persona que conoces. Reconoces en ti mismo la inexplicable atracción hacia la verdad y la totalidad que llamamos Naturaleza Búdica y te vuelves capaz de verla en los demás, incluso cuando ellos mismos están profundamente alejados de su verdadera naturaleza.

Una descripción clásica del corazón iluminado en el Budismo es el Karaniya Metta Sutta (Metta puede traducirse como buena voluntad, amabilidad o bondad amorosa). Esta es solo una parte del hermoso e inspirador texto:

Así como una madre protege con su vida

A su hijo, su único hijo,

Así con un corazón ilimitado

Debemos apreciar a todos los seres:

Irradiando bondad sobre el mundo entero

Extendiéndose hacia arriba a los cielos,

Y hacia abajo a las profundidades;

Hacia afuera y sin límites,

Libre de odio y mala voluntad.[i]

Es de esperar que haya personas, o seres no humanos, en tu vida hacia quienes sientas fácilmente buena voluntad y amabilidad. Debido a su inocencia, conexión contigo o generosidad hacia ti, es fácil y natural tener un corazón abierto en tu relación con ellos. (¡Al menos la mayor parte del tiempo!) Solo deseas lo mejor para esos seres y te mueves para ayudarlos sin pensar en ti mismo. Puedes tener una larga lista de personas con las que sientes este corazón abierto, o puede que solo seas así de abierto con una persona o incluso con un compañero animal. En cierto sentido, no importa cuán larga o corta sea tu lista, lo que importa es que conozcas la apertura de corazón pura en tu propia experiencia directa.

Con otras personas con las que te encuentras  tu corazón está cerrado en mayor o menor grado. Este cierre puede deberse a todo tipo de razones, incluida la actitud defensiva basada en heridas y decepciones pasadas; juicios sobre el valor de otra persona o el tuyo propio; escepticismo sobre si las relaciones valen la pena los problemas que inevitablemente conllevan; sentirse amenazado o confundido por la forma en que otra persona se manifiesta, o porque tienes una agenda y solo comenzarás a abrir tu corazón cuando alguien comience a satisfacer tus expectativas o necesidades. Una vez que llegamos a la edad adulta, la configuración predeterminada para la mayoría de nosotros es un corazón cerrado y cauteloso.

Tus esfuerzos por despertar y acercarte a la manifestación de un corazón abierto e iluminado ocurren en dos frentes simultáneamente. En un frente, practicas dentro de los otros Diez Campos del Zen para que tu creciente intimidad con la Realidad suavice tu sensación de un yo fijo y separado y te abra a la verdad de la interdependencia. En el otro frente, cultivas deliberadamente las cualidades de un corazón iluminado. Esto no requiere que comiences desde cero, simplemente requiere que amplíes el círculo de seres hacia los que puedes dirigirte con un corazón abierto incondicional. Cuanto más amplio sea tu círculo, más estable, pacífica y genuinamente alegre será tu vida. ¡Se puede desperdiciar mucho tiempo y energía en una actitud defensiva inútil, juicios, competitividad, comparación, resentimiento y escepticismo! La apertura de corazón no solo beneficia a uno mismo y a los demás, sino que es un requisito previo para una práctica profunda.

 

Las Cuatro Actitudes Sociales Sublimes o Brahmaviharas: Prácticas Para Abrir el Corazón

El Buda enseñó la importancia de las cuatro Brahmaviharas o actitudes sociales sublimes: buena voluntad, compasión, alegría compasiva y ecuanimidad. Estas son las emociones que debemos cultivar hacia otros seres para establecer una base sólida para la práctica espiritual. También son las mejores actitudes que podemos tener hacia las personas si queremos que nuestras relaciones sean armoniosas y beneficiosas.

El término Pali para la buena voluntad es Metta, que también se traduce como amabilidad, bondad amorosa o incluso amor. Metta es un sentido activo de buena voluntad hacia los seres (incluido uno mismo), deseando sinceramente su bienestar.

 y  felicidad. Es la generosidad de espíritu, lo opuesto a la mala voluntad. Metta puede manifestarse como un sentimiento cálido y amoroso, pero a veces es suficiente para que te vuelvas hacia alguien sin mala voluntad. La compasión, o Karuna, surge cuando sientes buena voluntad hacia alguien y lo ves sufrir. Es un sentimiento natural de preocupación basado en el reconocimiento de que es fundamentalmente como tú y que duele sufrir, además de un deseo sincero de que se libere de su sufrimiento. La alegría empática, o Mudita, surge cuando sientes buena voluntad hacia alguien y lo ves experimentar felicidad o buena fortuna. La ecuanimidad, o Uppekha, es la capacidad de permanecer arraigado y centrado en tus interacciones humanas.

 

Extender las Actitudes Sociales Sublimes de Manera Incondicional y Universal

La clave para practicar cada Brahmavihara es invocar la actitud sincera dentro de ti, como sea que necesites hacerlo, y luego extenderla gradualmente más allá de los límites establecidos por tu interés personal habitual. El desafío –y la recompensa– de los Brahmaviharas surge cuando tratamos de derribar las barreras entre nosotros y los demás, entre personas queridas y extraños, entre personas que han sido amables con nosotros y personas que nos han hecho daño, entre personas “buenas” y “malas”, entre personas agradables y personas desagradables, etc. El ideal es poder sentir sinceramente buena voluntad, compasión, alegría empática y ecuanimidad hacia todos los seres vivos. Esto no será fácil, especialmente si has experimentado un trauma en tu vida.

¿Por qué es importante trabajar para alcanzar este ideal de un corazón abierto incondicional y universalmente? Es importante recordar que, si bien los Brahmaviharas pueden tener un efecto positivo en los seres hacia los que se extienden, el punto principal es lo que está sucediendo en tu propia mente y corazón. La forma habitual de ver las emociones es que no puedes hacer mucho al respecto, y las que sientes hacia las personas depende en gran medida de las características y acciones de dichas personas. Desde el punto de vista Budista, cualquier restricción a tu capacidad de extender los Brahmaviharas se basa en el apego a ti mismo (uno de los ingredientes críticos para crear engaño y sufrimiento).

Por ejemplo, puedes ser tacaño con tu buena voluntad porque alguien te ha hecho daño o te ha decepcionado, como si, al retener la buena voluntad, pudieras castigarle por lo que ha hecho. Puedes resistirte a sentir compasión por alguien que ha causado mucho daño y dolor y continúa haciéndolo voluntariamente, como si, al retener tu compasión, pudieras hacer que enmiende su comportamiento. Francamente, las historias que te cuentas a ti mismo sobre la necesidad de aferrarte a tu mala voluntad, dureza de corazón, envidia e ira son engañosas y dañinas. Ahora bien, puede que te resulte muy difícil extender los Brahmaviharas a ciertas personas, incluso puede parecer casi imposible, pero eso es otra cuestión completamente distinta. El bloqueo que experimentas al abrir tu corazón revela una oportunidad para profundizar tu práctica. (Nota: ¡Asegúrate de no usarlo como una oportunidad para castigarte a ti mismo porque no eres un santo!)

Mientras intentas ampliar el círculo de personas a las que puedes ofrecer un corazón abierto, puede resultar útil tener en cuenta que la buena voluntad, la compasión, la alegría comprensiva y la ecuanimidad son siempre formas más eficaces de tratar con las personas que la mala voluntad, la dureza de corazón, la envidia y la volatilidad emocional. Como dijo el Buda en el pasaje más citado del Dhammapada:

 “Las hostilidades no se calman

mediante la hostilidad,

sin importar nada.

Las hostilidades se calman

mediante la no hostilidad:

ésta es una verdad inagotable”. [ii]

No importa cuán abierto sea tu corazón, hay circunstancias en las que necesitas establecer límites con las personas, decir no, comunicar expectativas, responsabilizar a las personas o incluso tomar medidas drásticas para evitar que alguien tenga un comportamiento dañino. Lo que dice la enseñanza del Buda de los Brahmaviharas es que puedes realizar todas esas acciones con buena voluntad, compasión, alegría comprensiva y ecuanimidad en tu corazón. ¡No es fácil! Pero es posible e infinitamente preferible. No sólo tu corazón y tu mente estarán más tranquilos, sino que las personas con las que trates percibirán tu buena voluntad y tendrán muchas más probabilidades de responder de forma positiva.

La práctica de extender los Brahmaviharas de forma incondicional y universal tiene un inmenso valor, y reside en el descubrimiento de que un corazón cerrado te empobrece y no necesariamente te protege del daño, mientras que un corazón abierto te libera y no necesariamente te prepara para la decepción o la victimización. Al extender los Brahmaviharas, confirmas, a través de tu propia experiencia directa, las verdades de la no separación y la interdependencia. Descubres que los dones de la buena voluntad, la compasión, la alegría compasiva y la ecuanimidad no son cosas que el pequeño yo da a los demás a partir de una reserva limitada de energía positiva, sino que son la manifestación de la energía positiva que fluye a través del universo siempre que no las obstruyas.

 

Extender Metta: Buena Voluntad, Amor Bondadoso o Amabilidad

La mala voluntad llega fácilmente a los seres humanos. Dado que asumimos que estamos separados, nos ponemos rápidamente a la defensiva, enojados, irritados, desconfiados, críticos y competitivos unos con otros. Nuestra práctica no consiste en castigarnos por el surgimiento de estas emociones; son simplemente parte de nuestra naturaleza humana. Nuestra práctica consiste en responder adecuadamente a ellas, reconociéndolas como reacciones que rara vez, o nunca, son útiles y como actitudes que conducen a un corazón cerrado.

Puedes trabajar en expandir tu capacidad de brindar buena voluntad, o al menos apaciguar la mala voluntad, evocando a un ser por quien es fácil sentir Metta. Siéntate en silencio y contempla a ese ser, permitiendo que la calidez de tu cuidado incondicional y tus buenos deseos para él impregnen tu cuerpo, corazón y mente. Tal vez desees decirte un verso: “Que estés libre del miedo y la ansiedad. Que estés a gusto. Que seas verdaderamente feliz”.

Luego, recuerda a alguien por quien sientes Metta fácilmente pero con quien tienes una relación algo más complicada. Repite los mismos pasos, notando dónde tiendes a resistirte o contenerte. Sumérgete en la experiencia, intentando extender Metta un poco más allá de lo que te sientes cómodo haciendo. Tal vez sólo llegues hasta el punto de desear que la persona esté libre de miedo y ansiedad, pero el juicio se cuela cuando deseas que sea feliz. Una vez que descubres que puedes extenderle por completo la buena voluntad incondicional a la persona, tal vez sólo después de una serie de sesiones de práctica de Metta, pasas a alguien con quien te sientes neutral, luego a alguien con quien te sientes ambivalente, luego a alguien por quien sientes algún resentimiento; sólo pasas a temas más desafiantes una vez que hayas podido incluir a tu tema actual en tu círculo de Metta. Finalmente, practicas enviar Metta a todos los seres.

Con el tiempo, te darás cuenta de que albergar mala voluntad hacia alguien es una carga y un obstáculo innecesarios. No importa lo que alguien haya hecho o esté haciendo, tu mala voluntad, si es que esa persona es consciente de ello, no hará que cambie para mejor. También queda claro que cuando las personas actúan de manera poco hábil o destructiva, no son verdaderamente felices. Desear que sean verdaderamente felices significa desear que encuentren claridad y paz mental, por su propio bien y por el bien de los demás. Existen muchas formas creativas en la tradición Budista para ayudarte a sentir Metta hacia alguien, como las que se encuentran en las enseñanzas de Buddhaghosa.[iii] La buena voluntad es la base de los otros tres Brahmaviharas, ¡así que no te rindas!

 

Extender Karuna: Compasión

Cuando sientes buena voluntad hacia alguien y lo ves sufrir, sientes compasión o Karuna. Por lo tanto, la buena voluntad y la compasión están estrechamente relacionadas. En teoría, no puedes sentir compasión por alguien a menos que ya sientas buena voluntad hacia él, pero en la práctica, a veces es la compasión la que surge primero. Cuando ves a alguien sufrir, sientes empatía y reconoces en qué se parece a ti. Naturalmente quieres que se libere de su sufrimiento, lo que fluye fácilmente hacia la buena voluntad. Es por eso que el verso recomendado para la práctica de Metta es esencial y comienza con una frase sobre la compasión: “Que puedas estar libre del miedo y la ansiedad”.

¿Qué te dificulta extender la compasión a las personas? Ciertamente, cualquiera de las cosas que obstruyen tu flujo de Metta también obstruyen tu Karuna, incluyendo la actitud defensiva, el resentimiento o el juicio. También puedes encontrar tu flujo de compasión restringido por la convicción de que alguien es al menos parcialmente culpable de sus circunstancias, por la creencia de que no es tu responsabilidad o por la sensación de que no hay nada que puedas hacer para ayudar.

Cuando encuentras que la compasión está limitada o bloqueada, puede ser útil ampliar tu atención más allá de la angustia inmediata de alguien a su situación en su conjunto. Por ejemplo, puedes desear sinceramente que alguien encuentre una manera de romper con sus patrones de hábitos destructivos y que se sienta aliviado de sufrir las consecuencias de esos patrones. Puede ser difícil sentir compasión por alguien que continúa causando daño a los demás, pero puedes reconocer cómo sus acciones tienen raíces en un engaño y sufrimiento profundamente arraigados y desear que esa persona se libere de esas causas fundamentales.

Extender la compasión incondicionalmente es lo que la convierte en una práctica espiritual. ¿Qué significa esto? Básicamente, significa que permites que tu corazón permanezca abierto en presencia del sufrimiento de otra persona, independientemente de la relación que esa persona tenga contigo. Cuando haces esto, puede surgir una respuesta compasiva, es decir, un llamado a la acción. Tal vez no seas llamado a la acción, pero al permanecer abierto, estás permitiendo esta posibilidad.

A menudo, estamos al menos un poco en guardia para que no se active nuestra compasión. Solemos pensar demasiado en la acción compasiva, tratando desesperadamente de encontrar la cosa perfecta que hacer, algo que arregle la situación sin permitir, fomentar la dependencia o permitir que se aprovechen de nosotros. Hay momentos en que es apropiado considerar tales cosas, pero se dice que el tipo más puro de compasión es “como una mano que busca una almohada en la noche”. [iv] Respondes de manera espontánea y natural, porque fundamentalmente no estás separado del ser que sufre frente a ti. Tu respuesta está completamente en consonancia con tu capacidad, por lo que no hay necesidad de mantener un corazón cerrado para protegerte.

 

Extender Mudita: Alegría Compasiva

La alegría empática surge cuando sientes buena voluntad por alguien y eres testigo de que experimenta felicidad o buena fortuna. Este Brahmavihara suele ser más difícil de comprender para las personas que la compasión, porque puedes imaginar por qué es importante sentir compasión (para estar motivado a ayudar a los demás), pero ¿qué tiene de importante sentirse feliz por la felicidad de otra persona? Especialmente si el sentimiento no surge espontáneamente. ¿Por qué trabajar en extender la alegría empática a todos los seres o situaciones? Como dijo uno de mis estudiantes: “¿Por qué debería sentirme contento de que un vecino tiene una  nueva encimera?”.

Una vez más, la práctica de Brahmavihara comienza con abrir tu corazón, más o menos por tu propio bien. No se trata tanto de cómo la alegría empática beneficiará al vecino con nuevas encimeras; después de todo, lo está haciendo bien. Se trata más bien de notar y dejar ir lo que se interpone en el camino de tu alegría empática, que debería surgir naturalmente si sientes una sincera buena voluntad por alguien y eres testigo de que experimenta felicidad.

Me resulta útil imaginarme sintiendo una alegría compasiva incondicional por un niño que acaba de realizar una tarea, como cepillarse los dientes por primera vez, solo. El niño sonríe con orgullo y levanta los brazos en señal de triunfo y emoción. De una manera sencilla, pienso y siento: “¡Hurra! ¡Bien por ti!”. Esa es la alegría compasiva pura, la actitud generosa, conectada y amistosa que teóricamente es posible sentir por cualquier persona cuando experimenta un éxito o un motivo de alegría. ¿Puedes convocar ese sentimiento simple y puro de alegría compasiva y extenderlo hacia una persona para la que es un poco más difícil sentirla?

Muchas cosas se interponen en el camino de la alegría compasiva en casi cualquier circunstancia más complicada que presenciar el placer inocente de un niño. Consideras si la alegría de alguien es merecida o te preguntas por qué está experimentando una mejor fortuna que tú. Juzgas si su alegría es tonta o merecida, superficial o profunda, material o espiritual. ¿La gente te mira con desprecio porque no tienes una razón similar para alegrarte? La envidia, los celos, el juicio y la comparación impiden tu alegría empática natural, y todas estas cosas son hábitos internos negativos de los que estás mucho mejor sin ellos. Por otra parte, tal vez no te importe en lo más mínimo la buena suerte de alguien porque no es importante para ti. En ese caso, lo que falta es una extensión de la buena voluntad más allá de las personas directamente relevantes para tu propia vida.

Para extender tu alegría empática más allá y con más frecuencia, es útil reconocer los pensamientos egocéntricos que se interponen en el camino. Cuando seas testigo del éxito o la felicidad de alguien, observa lo que sucede en tu cuerpo y en tu mente. Es muy probable que empieces a pensar en ti mismo inmediatamente, incluso si sonríes y felicitas a alguien. Por ejemplo, alguien acaba de comprometerse para casarse, pero lo primero que se te ocurre es que estás solo. O sabes que es una tontería estar tan emocionado por casarse porque el matrimonio termina siendo miserable. O te preguntas si ahora se siente superior a ti y piensas desesperadamente en algo de tu vida que puedas contar que sea comparable.

Para extender la alegría empática, puedes practicar dejar de lado tu preocupación por ti mismo. O, en una nota más positiva, cambia tu atención y preocupación por la otra persona. Sin envidia, celos, juicios ni comparaciones, simplemente observa la alegría de la persona. Recuerda cómo es sentir alegría. Si la alegría de la persona parece superficial, condicional o equivocada, ¡no hay problema! Después de todo, cuando te alegras con el niño que acaba de cepillarse los dientes solo, no estás concluyendo que nunca logrará nada más. Recuerda que es muy poco probable que tu retención de la alegría empática cambie el comportamiento de alguien. Cuando te regocijes con alguien, incluye tu sincera esperanza de que esa persona también haya experimentado alegría y felicidad que son independientes de la riqueza material o de las condiciones placenteras.

 

Extender Upekkha: Ecuanimidad

La buena voluntad sincera, la compasión y la alegría compasiva son nobles, pero inevitablemente los seres que nos importan sufren y encuentran dificultades, aunque sea cuando se encuentran con la vejez, la enfermedad y la muerte. Los tres primeros Brahmaviharas por sí solos pueden ser insostenibles si estamos demasiado absortos en las cambiantes fortunas de la vida. Podemos terminar sintiéndonos como si estuviéramos en una montaña rusa emocional, lo que nos hace cerrar el corazón porque nos cuesta demasiado mantenerlo abierto.

La ecuanimidad es lo que nos da la capacidad de permanecer fuertes y mantener el corazón abierto sin importar lo que suceda. Es difícil describir la experiencia de este Brahmavihara, así que lo que me viene a la mente son un montón de metáforas y descripciones, ninguna de las cuales la define exactamente: mantener la perspectiva más amplia posible, crear un contenedor más grande para contener todo, refugiarnos en la verdad incondicional de nuestras vidas o encontrar un terreno sobre el que pararnos que no dependa de nada.

La práctica de los otros diez campos del Zen te ayudarán a ampliar tu perspectiva y te dará una base incondicional, pero hasta cierto punto obtienes una mayor ecuanimidad simplemente con la experiencia y la madurez. Ves dramas que se desarrollan una y otra vez. Presencias cómo la buena fortuna va y viene en tu vida y en la vida de los demás. Sabes de primera mano cuánto cambia todo. Con suficiente experiencia, se vuelve difícil entusiasmarse o enojarse demasiado por las cosas porque las ves desde una perspectiva más amplia.

La verdadera ecuanimidad no disminuye tu buena voluntad, compasión o alegría empática de ninguna manera. Por ejemplo, imagina que un niño viene a ti llorando porque acaba de romper su crayón favorito. Con suerte, consolarías y animarías al niño con afecto y simpatía. Tendrías compasión por su sufrimiento, que es muy real. Sin embargo, tú mismo no estarías ni un poco molesto por el crayón roto. A diferencia del niño, no solo sabes que hay muchos otros crayones, sino que el mundo está lleno de maravillas que el niño aún no ha imaginado. Sabes que dentro de cinco minutos el niño estará jugando felizmente con un juguete diferente, que su dolor es temporal. Debido a tu ecuanimidad, puedes permanecer fuerte, tranquilo y lúcido por el niño.

Es absolutamente esencial diferenciar la ecuanimidad de la indiferencia o piedad. La ecuanimidad es expansiva y cálida, y contiene buena voluntad, compasión y alegría empática en abundancia; todo lo que hace es dar contexto a esas actitudes. La indiferencia o la piedad pueden disfrazarse de ecuanimidad porque te permiten permanecer tranquilo, pero ahí termina la similitud. Cuando eres indiferente, tu corazón está cerrado debido a la atrofia, la actitud defensiva o la ilusión. Cuando sientes piedad, no te conmueves, porque juzgas que el sufrimiento de los demás es irreal, autoinfligido o debido a su debilidad de carácter. Una respuesta indiferente al niño que llora por un crayón roto sería ignorarlo; Una respuesta basada en la piedad puede implicar reírse de él o avergonzarlo por su reacción ridícula ante un evento tan poco importante.

También es importante reconocer que cultivar la ecuanimidad no significa que dejes de preocuparte por las personas o que no experimentes un dolor intenso en momentos de pérdida. En todo caso, la ecuanimidad permite que tu corazón permanezca abierto. A veces tu corazón puede romperse, pero esa ruptura se experimenta en un contexto más amplio y es menos probable que te abrume. Así como una ola que parece grande en un estanque pequeño parece pequeña en el océano, los desafíos de la vida pueden parecer más manejables si eres capaz de expandir tu sentido de ti mismo, la vida y el tiempo.

¡Permanece atento a la segunda parte de este capítulo en el próximo episodio!

 


Referencias

[i] Gunaratana, Henepola. Loving-Kindness in Plain English: The Practice of Metta (p. 125). Wisdom Publications. Edición Kindle.

[ii] “Yamakavagga: Pairs” (Dhp I), traducido del Pali por Thanissaro Bhikkhu. Access to Insight (Edición BCBS), 30 de noviembre de 2013, http://www.accesstoinsight.org/tipitaka/kn/dhp/dhp.01.than.html.

[iii] Buddhaghosa y Ñāṇamoli (traductor). The Path of Purification: Visuddhimagga. Berkeley, California: Shambhala Publications, 1976.

[iv] Blofeld, John. Bodhisattva of Compassion: The Mystical Tradition of Kuan Yin. Boston, MA: Shambala Publications, 1988. Página 86.

 

287 – Algunas Enseñanzas Útiles para Tiempos Tumultuosos
289 – Diez Campos de la Práctica Zen, Campo Seis – Abrir el Corazón: Autoaceptación y No Separación (2 de 2)
Share
Share